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Hug

Acabo de terminar de ver la tercera temporada de A Dos Metros Bajo Tierra y me apetece más que nunca darle un abrazo a alguien. Pero no es plan de ir a despertar a mis padres y al perro no suele gustarle que lo atosiguen.
Se pone a gruñir y a mover mucho las patas así:

JFKDLAÑJFLKEJFEAILFJESLÑJFASDLKFJDSLÑAKFJDSKLAFJDÑLSKAFJDSLAÑKJDSA

Y ya estoy harto de los arañazos.

Así que, me jodo, y vengo a abrazaros cibernéticamente.

Hoy he tenido uno de los días más raros de mi vida.

A las 10 de la mañana se han puesto a picar y yo sabía que era un paleta.
¡Oh dios mío! Diréis. "Es bulímico!" (Este chiste sólo le hará gracia a los que hayan visto Zoolander y los que no la hayáis visto no merecéis leer este blog).

Y eso lo digo yo, que la vi la semana pasada... ¡en fin!

El caso es que hace unos días tuvimos un accidente en casa cuando se rompieron las cuerdas de tender (uno de los brazos metálicos que las aguantan en el patio) y tuvimos que subir toda nuestra ropa que colgaba en el patio de la vecina de abajo.
Tenía que venir un paleta a arreglarlo y dijo que se iba a pasar hoy a las 10, pero yo le dije a mi madre que NI DE COÑA me iba a meter un paleta a las 10 un día que trabajo de tarde porque yo a esas horas estoy durmiendo y no soy persona hasta las 3 de la tarde.

El caso es que, aunque mi madre insistía en que le había dejado claro al hombre que no viniera, el hombre ha venido. No sé si traía cuadrilla o no, porque no les he visto.
Después de quemar el timbre de abajo (o casi) ha empezado a sonar el teléfono. He salido de la cama y he tenido una agradable charla con mi madre que ha acabado con mi sospecha de que, realmente, no le dijo al hombre que no viniera y (esto más que una sospecha es un pálpito) que en realidad pensaba que yo le iba a abrir viniera a la hora que viniera.
Pero a mí, por mis cojones, no me ha dado la gana de abrir.
El hombre había llamado a mi madre para decirle que estaba aquí y ella, que es así de lista, le había dicho que yo estaba dentro. Así que en cuanto ha podido abrir la puerta de abajo se ha plantado en la puerta de mi casa y se ha propuesto quemarme el timbre y dejarme la puerta llena de bollos porque cuando se ha aburrido de apretar el botón se ha puesto a aporrearla.
Y ya me véis a mí, de pie en la puerta de mi habitación, dormido, en pelotas (porque yo en verano duermo en pelotas) pensando la pereza que me daba ponerme unos pantalones y salir a decirle a ese hombre que, por favor, dejara de aporrear la puerta que no quería abrirle, no iba a hacerme la sesión de fotos, no iba a firmar autógrafos ¡DÉJEME EN PAZ O LLAMARÉ A LA POLICÍA!

Al final mi madre le ha llamado y le ha dicho que lo sentía mucho, que yo trabajaba de noche y estaba durmiendo y no le iba a abrir.
Con lo fácil que era decirle: "Mire, me he confundido, mi hijo tenía turno de mañana y no está en casa".

Total, vuelta a la cama.

A medio día, sin ser aún persona, he ido a hacer un ingreso al banco y he tardado casi una hora. ¡Viva España!

He ido a trabajar nervioso perdido porque al final la reunión importantísima la he tenido hoy y he salido de ella sin saber si ha ido bien o no. He salido con la misma sensación de cuando ibas a hacer un examen y a las dos horas de terminarlo te acuerdas de que te has dejado lo más importante.
Que sí, que parece que todos contentos y jajaja... pero ¿y si no están contentos?

Supongo que muy mal tiene que ir todo para que finalmente no pase lo que espero, pero... quién sabe... si no exisitera la posibilidad de que fuera muy mal no me preocuparía pero existe, y me preocupo.

Hoy ha entrado un chico nuevo a trabajar y nos tenía a todas como locas. Pero no tenemos nada que hacer, así que nos contentamos con revolotear a su alrededor y hacer el gilipollas un rato.

Y... ah sí. Me he peleado con mi enésimo teleoperador. He hecho un ingreso a los de Finconsum de un recibo que no cobraron porque no les dio la puta gana (tuvieron el dinero ahí dos meses y fueron a cogerlo cuando lo habían cogido otros). He llamado para preguntar si lo habían recibido y si podía usar ya la tarjeta y un señor muy simpático me ha dicho:
- No, tiene que esperar 23 días a que se haga efectivo el ingreso.
- ¿23 DÍAS?
- Sí, es el procedimiento.
- Si llego a saber que tengo que esperar 23 días no os hago el ingreso, que el dinero lo habría podido usar para comprar lo que necesito.
- Pues es el procedimiento.
- Ya, pero es que me parece un poco raro porque hace tiempo os hice un ingreso así y el mismo día pude usar la tarjeta.
- Pues tiene que esperar 23 días.
- Te repito que es raro, porque no es la primera vez que me pasa (y no será la última) y nunca me han hecho esperar 23 días para activarme la tarjeta.
- Pues tiene que esperar 23 días, y eso se lo dirá cualquier compañero.
- Bueno ¿sabes qué voy a hacer? Voy a ir llamando a ver si, por casualidad, vuelvo a hablar con el chico que me activó la tarjeta la última vez, que era mucho más amable, y me lo puede hacer. Muchísimas gracias por haberme atendido.
- Mmm... ¡PUTA!

Bueno no, no ha dicho eso, pero me ha colgado.

Y... me voy a escuchar música cool.

Hale, que os den a todas.

P.D.: Al del ADSL que me ha dejado un mensaje en un post del año de la pera. A ver qué nueva sorpresa me depara el destino... Yo ya estoy curado de espanto.
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