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Hasta el coño

Estoy hasta el coño de los cascos bluetooth, que se han vuelto a romper. Aún suenan, pero les ha salido una raja en la parte de atrás. Ahora no sé si devolverlos (otra vez) a la tienda, que me sabe mal, o hablar directamente con Logitech para decirles que ya les vale, o hacerme una reducción de cráneo, o esperar a que saquen una versión con la parte central de la diadema en goma semi-rígida que permita abrirlos sin rajas ni cosas raras.
Y la culpa ha sido del Jordi, que los ha cogido para verlos y los ha abierto como para metérselos a una ballena y aquello ha hecho "crraaaac" y hala, rajita al canto. Pero coño, que valen una pasta!!! Esto debería poder ponérselo hasta Pedro Piqueras!!!
Estoy hundido!!!

También estoy hasta el coño de los "¡Sí hombre!" Desde que un día fui a un Pull&Bear y un dependiente me soltó uno al preguntarle si tenía unos pantalones (que, por otro lado, eran feos) en una talla más, que no soporto esa expresión. Una persona que los usa mucho es... mi madre. A cualquier proposición que le haga me suelta uno. Y ya me tiene harto.
Claro, yo llego de casa del Jose y de la Mari con ganas de redecorar mi vida y si le digo a mi madre alguna idea que he tenido para mejorar nuestro hogar... "¡Sí hombre!" Y me pone de los nervios. Y me cabreo y me cago en tó lo que se menea.

Ya lo dijo la presentadora extranjera: "Estoy hasta el coño de estos grupejos de mierda"

Había algo más que quería comentar, pero ya no me acuerdo. Estoy enfrascado en una conversación muy interesante.
Supongo que sería algo del Jordi esta tarde. Mira que me cae bien, pero me estresa. Sigue con ese aire de Superstar que le hace tan divino y tan especial. Que tenemos que hacer una cena. Llevo yo diciéndolo eones y nadie me hace caso. Y que no contesto a sus llamadas... (Mode Palomino On) ¡¡¡MENTIRA!!! (Mode Palomino Off)

Me vuelvo al messenger, que la leña arde.

¡Viva la Panto!
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