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No such thing as enough

Se acabó.

Hoy he visto el último capítulo de la última temporada de Queer as Folk. Qué bonito.
Tengo una amiga muy puta que no quiero verlo porque dice que depués de ver por dónde van los tiros pasa. Anda nena déjate de gilipolleces fashions y ponte los 2 últimos. ¡Cagundena nena!

Y qué puedo decir que no se haya dicho ya sobre el final de Queer as Folk. Pues la verdad es que no lo sé, porque como no leo nada sobre la serie pues no sé lo que se ha dicho sobre ella. Yo sólo diré que el último capítulo me ha hecho sentir muy bien conmigo misma y me han entrado unas ganas terribles de irme a bailar. Como es un poco tarde para salir de fiesta me he puesto el iTunes y he empezado a dar botes como una histérica con mis cascos inalámbricos. Es lo bueno que tiene llevar cascos de estos y que no pesen mucho, que puedes bailar si te da la gana. Claro que yo, con lo bruto que soy, casi me arranco una oreja porque así como girando la mano me he dado en una de las ensaimadas cibertrónicas estas y casi me quedo sordo. Pero bueno. Es lo que tiene el thumpa thumpa!!

Hoy en el trabajo a última hora me han pedido que hiciera una cosa que se supone no debería hacer (porque lo hace otra persona con más rango) y que de hecho tampoco sabía hacer. Pero lo he hecho. Con dos cojones. Y o me han dado mal las instrucciones o lo he hecho mal, pero me parece que la he liado. Básicamente he hecho los pedidos y me da que la semana que viene nos vamos a encontrar con un cargamento de cosas que no nos sirven para nada. Pero oye, que si hace falta yo para pedir perdón me pongo de rodillas y hala, a relajarse.
Hablando de ponerse de rodillas. Ya no veo a la Campos. Me acuesto muy tarde y me levanto muy tarde y claro, a ver quién se pone a ver la tele cuando tiene el tiempo contado para hacer cualquier cosa. Además que si me levanto con tiempo me pongo Tv3 que sale el Cuní. Que no es tan fashion como la Campos pero al menos no parece que estés viendo la tele en la Postguerra.

El otro día le dijimos a mi encargado, que es de Zaragoza, que teníamos que sacarlo de fiesta por Barcelona. Una chica muy maja que pasaba por allí y que es promotora de unas cosas se apuntó. Me hizo mucha gracia lo de la chica esta porque yo llego el sábado ¿no? Y me la encuentro por allí dando vueltas con papeles de la tienda en la mano. Y pienso ¿quién es esa? (que pone la cosa tiesa). Y al rato se nos acerca y nos dice: "Si queréis que os eche una mano..." Y claro yo flipaba. Estuve a punto de decirle que los currículums no los recogíamos nosotros y que si se aburría se fuera al parque a dar de comer a las palomas, pero entonces me dijeron que no, que era promotora. Pobre, al tenemos explotada. Como se aburre, pues le damos las faenas que nadie quiere hacer. Pero es muy maja. Se llama Marc.
O al menos eso ponía en la chapita que le dieron.

Ahora Ana Belén Roy está vendiendo un ordenador por la tele. El domingo trabajé. El sábado me vinieron a buscar para ir a cenar y al cine, pero yo sólo fui a cenar porque me levantaba a las 6 de la mañana, que tuvimos inventario en la tienda y había que estar allí prontísimo. Los demás se fueron a ver la de Vuelo Nocturno y me han dicho que es muy mala, así que habrá que comprarla en DVD cuando salga. Fuimos a cenar a... ¿a dónde coño fuimos a cenar? Ah sí, al libanés de tota la vida. Me hinché a falafel, que es lo mío, pero no me terminé el pastel de Burgol. Os estaréis preguntando, aquellos de vosotros que no tenéis vidas a lo Carrie Bradshaw como yo, qué es un pastel de Burgol. No, no es un pastel de queso fresco ni es un invento de Tolkien, es como una morcilla de las de Burgos, pero hechas por libaneses, que le dan así un aire como oriental que te tiras el eructo luego y no te sabe tan mal porque coño, has cenado en un libanés, no en Ca la Paqui.
Estoy desvariando. El chocolate del libanés como siempre muy bueno.

Yo creo que es hora de recoger y de irme a dormir, pero como no tengo sueño seguro que me paso una hora más mirando chorradas por internet y a lo mejor hasta viendo algo de porno. Y luego me iré a dormir y me levantaré a las tantas of the morning y llegaré tarde. Pero no me importa porque como torta. Yo siempre he pensado que decían porque tengo torta, pero claro no tenía sentido que a Miliki no le importara nada porque tuviera una torta. Vamos, que yo las veces que he tenido una torta pues me seguían importando las cosas. Ara, que cuando la como sí que es verdad que entonces paso a ser un inconsciente de la vida.

¡Viva las tortas de plata! ¡Viva!
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