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Noche de fiesta

Ayer por la noche, cinco minutos antes de salir del trabajo, vinieron a buscarme Pol, Miguel Ángel, Nuria y Diego. Me esperaban al salir para ir a un japonés que luego resultó que estaba llenísimo de la vida y por eso tuvimos que cambiar de japo.
Bajábamos para el parking y oímos un ruido muy estruendoso detrás nuestro. Pensamos que había empezado a derrumbarse el edificio y que yo me había quedado en el paro pero no, resultó que un hombre de 50 años con un carro del Alcampo tenía prisa por llegar al coche y casi nos atropella.
Al llegar a la maquinita que marca el "tiqué" dejamos a Pol marcando el "tiqué" mientras nosotros hablábamos tranquilamente a un lado. De repente el hombre de 50 años acelera en el momento en que Pol se gira, casi le descalabra.
Pol le dice: "¡Cuidadooo!" y el hombre le dice: "¡Hombre! ¡Es que no me dejas pasar!" y Pol responde: "¡Yo le dejo pasar!" El hombre le mira exaltado y Pol le responde: "Además ¿usted tiene carné para conducir carritos?" El hombre se exalta aún más, a los otros nos entra la risa y el hombre decide largarse exaltado echando chispas hacia su coche.
Luego al salir del parking casi atropellamos a otro hombre de 50 años con carrito que nos dio un susto de muerte porque pensábamos que era el mismo que se iba a lanzar contra Merche (el coche de Pol). Nos entró pánico al pensar en que aquella era la situación ideal para vivir un Diablo sobre Ruedas con carritos del Alcampo.

Fuimos al japo giratorio, que no es que el restaurante dé vueltas (aunque te da vueltas cuando sales) sino que tienen las mesas alrededor de una cinta que da vueltas y transporta la comida.
Estos restaurantes son muy guays, pero en realidad son una mierda. Porque si estás sentado al lado de la cinta te tiras toda la cena pasando platos y si estás sentado más allá de la cinta (como una novela de Crichton) pues te tiras la cena pidiendo platos. El estar sentado al lado de la cinta tiene otro riesgo, y es que si el que está sentado más allá de la cinta es Miguel Ángel acabarás bañado en vinagre, como me pasó a mí. Mira que le dije: "No cojas platos por detrás mío, que te conozco" Pues hala, en mitad de la cena noto que se me caga una paloma encima y al mirar al cielo pensando "¡Qué currado el entorno rural de este restaurante!" veo la mano de Miguel volcando un plato de algo asqueroso y que dejó mancha.
A la cena también vino Eduard, un amigo de Pol al que le contamos el final de Perdidos. Ah no, que Perdidos no tiene (ni tendrá) final.

La cena muy divertida, mantuvimos conversaciones de pedantes mientras acaparábamos platos de tallarines y de arroz. Tuvimos suerte de que los cholos que había después nuestro ya habían cenado, sino seguro que nos pegan. Los japoneses del resturante daban miedo, yo me sentía como en Oldboy. El jefe de todos era el primo hermano de Takeshi Kitano.
Al terminar de cenar vino un japonés joven y dijo: "ya está bien ¿eh?" que nos quedamos todos un poco a cuadros. Entonces nos preguntó si queríamos café o postres y le dijimos que no.
Al rato vino el primo hermano de Takeshi Kitano y nos preguntó si queríamos café o postres y le dijimos que no.
Luego vino la prima hermana de Yoko Ono y nos preguntó si queríamos café o postres.
Ante tanta insistencia Miguel Ángel pidió un café solo y yo pedí que no se lo dieran por detrás mío, que no me apetecía convertirme en Juan Valdés.

Al salir del restaurante como era pronto decidimos ir a tomar algo, y como somos así de sanotes acabamos en un sitio llamado Jugolandia.

...



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Jugolandia es una especie de paraíso del zumo en el que puedes pedir zumo de lo que quieras. Al entrar nos miraron raro. Miguel Ángel, que es así de... Miguel Ángel, se puso a criticarlo todo nada más entrar sin darse cuenta de que la pareja que jugaba a las cartas en la mesa frente a la barra eran los dueños. Subimos arriba y todo estaba lleno de carteles de "Se permite fumar". Tiene gracia que en un local de bebidas sanas permitan fumar. El caso es que a todos nos entraron ganas de fumar, pero como ninguno fuma pues no fumamos.
Entonces pedimos unas cosas muy raras. Yo pedí un Sinsinati Nº4 que estaba muy bueno pero era raro. Los otros pidieron una Tina Turner, o algo así. En Jugolandia la conversación dejó de ser pedante y se volvió, directamente, gilipollas. Yo comenté que había entrado de jefa en mi trabajo una chica que fue mi casi-jefa en mi anterior trabajo y alguien dijo: "Te va a echar" y yo dije: "Ná, le comeré el coño". Estuvimos un rato riéndonos. Luego Pol le decía a Miguel que su forma de ponerse la bufanda es muy gay, y me usó como prueba porque yo me la puse igual. Ya no me la quité y me asé de calor.
También hablamos de cine (se me olvidaba decir que en el japonés la conversación giró en torno a Las Crónicas de Narnia (me contaron el final) y sus relaciones con la Biblia). Miguel me contó el final de Los Dos Lados de la Cama, cosa que me da igual pero me irrita. Osea, que no me da igual.
Y luego Pol nos invitó y nos fuimos a casa.
En el coche les dije que me había enganchado al Chiquitita de Abba. La escuchamos entera y Pol dijo que era muy mala y Diego no se podía creer que estuviéramos escuchando el Chiquitita.
Luego les puse el Por Siempre Tú y Yo de Camela, porque a Nuria le apetecía escuchar las florituras con el Casio. No se han hecho fans de la canción, pero no me importa.

Le hice fotos a un cartel de cine que me hizo gracia, a un tunel que bajaba al centro de la tierra y al monovolumen del Diablo. El Monovolumen del Diablo se merece un post para si mismo. Cuando tenga ADSL pondré fotos que hago con la cámara, pero mientras tanto os lo imagináis. ¿Sabéis las películas de Stephen King? Los malos siempre son los indios. Que si un cementerio viviente, que si un hotel sobre un asentamiento indio... Pues el monovolumen del Diablo es la furgoneta que conduciría el indio malo de las novelas de Stephen King. Estaba todo lleno de atrapasueños, colgantes, muñequitos y hasta un lapicero en el salpicadero.

Me dio mucho miedo.

Luego vimos un taxi absurdo. Era uno de estos con mampara, para proteger al taxista. Pero el taxista más que protección lo que necesitaba era un cerebro nuevo. Porque se estaban montando 4 personas. 3 detrás. 1 delante. ¿Y para qué coño quiere la mampara si sienta a la gente a su lado? Les intenté hacer una foto, pero se me pasó. Y luego volvimos a verlos pero se me hizo tarde. Os enseñaré la casi foto que les hice.

Y hoy venía en el metro y he leído una pintada que me ha hecho reír un rato:
"Laura x Amadeo. Te amo. Te quiero. Te deseo."
Muy almodovariana.

Ahora voy a aprovechar la tarde que tengo libre haciéndome una paja o algo.

¡Viva Yoko Ono!
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17 enero, 2006 10:58

¡Encima que lo deja pasar! Si es queeee ...

:P    



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