<body><script type="text/javascript"> function setAttributeOnload(object, attribute, val) { if(window.addEventListener) { window.addEventListener('load', function(){ object[attribute] = val; }, false); } else { window.attachEvent('onload', function(){ object[attribute] = val; }); } } </script> <div id="navbar-iframe-container"></div> <script type="text/javascript" src="https://apis.google.com/js/platform.js"></script> <script type="text/javascript"> gapi.load("gapi.iframes:gapi.iframes.style.bubble", function() { if (gapi.iframes && gapi.iframes.getContext) { gapi.iframes.getContext().openChild({ url: 'https://www.blogger.com/navbar.g?targetBlogID\x3d7433086\x26blogName\x3dHidroboy+Classic\x26publishMode\x3dPUBLISH_MODE_BLOGSPOT\x26navbarType\x3dBLACK\x26layoutType\x3dCLASSIC\x26searchRoot\x3dhttps://hidroboyclassic.blogspot.com/search\x26blogLocale\x3des_ES\x26v\x3d2\x26homepageUrl\x3dhttp://hidroboyclassic.blogspot.com/\x26vt\x3d731407589870964681', where: document.getElementById("navbar-iframe-container"), id: "navbar-iframe" }); } }); </script>

Hidroboy's Greatest Hits
Volumen 17:


Resulta que el otro día mi hermano y su novia me invitaron a cenar. Para cuando me di cuenta mi hermano ya había metido en el horno 3 doradas con patatas. Ya era tarde para decirle "No me gusta el pescado" (claro que mi hermano ha vivido conmigo lo suficiente como para saberlo...)

El caso es que me comí el pescado. Y no es que no me guste el pescado, es que no me gusta comer pescado. Me dan mucha rabia las espinas; por eso aunque me chifla(ba)n las varitas de merluza del Capitán Pescanova (y el Capitán Pescanova, para qué engañarnos) no como pescado fresco por miedo a morir desangrado al clavarme una espina.

Sin saber cómo acabé con toda la dorada (aunque he de reconocer que eso de comerme un bicho con sus ojos y todo se me hizo bastante desagradable y volví a casa. Allí le dije a mi madre:
"Me he comido la dorada. Pero no les digas que a mí no me gusta el pescado, por que sí me gusta; solo que no me gusta comerlo por las espinas y por que me da asco. Pero bueno, que estaba muy bueno".

Ahora que ya estáis en antecedentes, lo que ha pasado hoy. Comida en casa. Mis padres, mi hermano, su novia y yo. La novia dice: "Pues el otro día las doradas nos salieron buenísimas" y yo me giro y digo: "Pues sí, por que fíjate que yo que nunca como pescado..."

De repente, risas por todas partes. Todo el mundo riéndose. Menos yo, por que no he entendido mi propio chiste. He analizado la frase por si había dicho algo realmente gracioso, pero no, no había nada fuera de lo común.

"Pues sí, por que fíjate que yo que nunca como pescado..."

¿Os hace gracia? Claro que no, por que no es una frase graciosa en sí misma. Entonces ¿por qué se reían? Fácil, por que la bocazas de mi madre perdió tiempo por ir y decirle a mi hermano y a mi cuñada: "A Hidroboy le dio vergüenza deciros que no le gusta el pescado y se comió la dorada a disgusto". (Que, obviamente, era una malinterpretación de lo que pasó.)
Entonces ha venido el discursito rollo-paternalista-guay diciéndome: "Pero hombre, que nos lo tenías que haber dicho que en mi casa tú puedes hacer lo que quieras". Y claro, entre tanta risa no me dejaban explicarles que si me comí la puta dorada fue por que me salió de los cojones. Que ni vergüenza ni hostias, que cuando vi que ya había puesto el pescado en el horno pensé: "Qué coño, ya que está ahí me la como" (Se me ocurren tantas situaciones en las que esa frase sería útil...)

Pues bueno, os podéis imaginar el panorama. Ahora he quedado como un imbécil. Claro que toda la familia me consideraba imbécil antes, así que no pasa nada por reafirmárselo.

Así que ya sabéis niñas, nunca jamás le contéis algo a mi madre. Y mucho menos le digáis: "No lo digas ¿eh?" por que es la señal que está esperando para contárselo a todo el mundo.

Y yo es que no sé si es por que al escribir he desarrollado algún tipo de percepción de las motivaciones humanas que mi familia no tiene y por eso tengo la sensación de que todo lo basan en sentimientos y actuaciones muy típicas, sin ver todas las texturas y matices que hay en las acciones de las personas. Qué filosófico me he puesto, puajs.
Pero vamos, que yo me extraño de eso y os cuento esto como si fuera algo totalmente anormal, cuando todos sabemos que todas las madres son iguales.

Menos Carmina, ella era única.

Ay, qué cansado estoy.

« Home | Next »
| Next »
| Next »
| Next »
| Next »
| Next »
| Next »
| Next »
| Next »
| Next »

» Publicar un comentario