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Miro la vida pasar

Hidroboy's Greatest Hits
Volumen Ven Tidós:


Un indicador bien claro de lo patética que es tu vida es que lo más emocionante que te pase es... que vayas a la peluquería.
Y no sé por qué será pero siempre que voy a la peluquería me pasan cosas que pienso: "¡Esto lo he de contar en el Blog!" Lástima que no llevaba una libretita y ya me he olvidado de más de la mitad, pero bueno...

La primera cosa que me ha cabreado hoy es comprobar que no tengo ropa... de invierno. Los pantalones que usé el año pasado no me caben... Menos mal que ya estoy a dieta, a ver cuánto tardo en poder embutirme.
Cuando he encontrado algo que ponerme me he ido para la pelu. En mi autobús. Qué cosas más bonitas pasan en el autobús. Hoy no sé qué ha pasado, pero TODAS las mujeres con carrito de Barcelona se han subido a mi mismo autobús ¡Qué stress! Cada vez nos apretujábamos más y no paraban de subir marujas con carricoches (¡qué pija es esa palabra!); los había de todos los modelos y colores, niños grandes y pequeños... las madres se miraban cómplices unas a otras mientras los demás nos cagábamos en el cabrón que engendró al niño ¡No podía adoptar a un rumano de 14 años!
Lo mejor de todo es que había una que llevaba el carrito... ¡vacío! Que digo yo que debía costarle mucho o plegarlo o afrontar que no tiene hijos. En fin, cuando he podido salir de ese anuncio de Jané andante me he ido a la pelu.
Qué bonita es mi pelu. Es muy moderna, muy grande, tiene dos plantas y está muy bien iluminada. Arriba dan rayos uva, pero yo no los tomo (por ahora), así que me quedo abajo. Había una máquina registradora en una de las sillas que ponen para que te sientes a esperar... Muy David Linch, vete a saber qué quería cortarse.
Entonces ha venido el típico momento en que te sientas y vas contando a ver qué le están haciendo a cada una, quién hay sentado y cuándo te va a tocar. Yo he calculado unos 30-40 minutos, y he acertado.
Estaba por ahí el marido de la peluquera (que también tiene piedras en el riñón) con un informático montando una red "wireless". La palabra "wireless" me hace mucha gracia. Hay muchas formas de pronunciarla. Mientras miraba yo con cara de mala leche por el cristal a una vecina de enfrente que chafardeaba a ver quién había bajado a la pelu me he dado cuenta de que se puede decir en inglés ("gayles") o en castellano ("güirelé") y las dos me hacen igual de gracia.
En fin... por dónde iba... Me han preguntado que si yo podía arreglarles el güirelé por que no les iba (no era internet, era para mandarse cosas de un ordenador a otro sin cables) pero yo no tenía ni idea de que era y tampoco he querido pasarme de listo por que había ahí un informático profesional y no es plan de que se vayan riendo de una.
Y bueno, me han cortado el pelo que me han dejado que parecía un cateto (todo así para el lado... me he acordado de uno que yo me sé que tiene una foto en el avatar del messenger que es el descojone... Queer, tú ya sabes de quién hablo) y me he ido con un número de lotería en la cartera (cosa que me ha jodido, por que yo ya llevaba el dinero contado para comprar pelis y luego no me he podido comprar Casper por su culpa!!!).
Así que tan contenta me he ido a pasear hacia La Maquinista escuchando canciones tristes de Craig Armstrong y como mi cd es muy inteligente cuando ha detectado que mi nivel de depresión alcanzaba cuotas inimaginables, ha gastado las pilas nuevas que le había puesto antes de salir de golpe. ¡Guapo!
Una vez en La Maqui he mirado móviles (aún no regalan los que me gustan, así que siguen siendo caros), he ido a un Centromail y he visto a un dependiente que estaba bueno. He salido, me han puesto el Can't Get You Out of My Head de la Kylie en el hilo músical del centro comercial y me ha entrado la risa tonta e imparable al relacionarla con la Terremoto de Alcorcón (ni que decir tiene que la gente me miraba raro)... Y me he comprado películas en el Mediamarkt (que cada día me pone más nervioso por que siempre tienen lo mismo).
Y bueno, al salir me he cruzado con uno y creo que si me lo hubiera quedado mirando un poco más habría ligado.
Pero eso... nunca lo sabremos.
Y... Ya está.
Que al llegar a casa (¡Ecco!) me habían traído el cd de El Milagro de Candeal y que me encanta y que viva Bebo y viva Caetano y viva la madre que los parió a todos y la que me parió a mí. ¡Viva! ¡Viva! ¡VIVA!

Ahora os dejo. No me gusta este post, me ha quedado soso. Pero es que se me han olvidado la mitad de cosas graciosas que se me han ocurrido en la peluquería.. joooooooooooo.

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