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Bocados de realidad

Siempre me han dicho que tengo un enorme complejo de superioridad. Y es verdad. No nos vamos a poner ahora políticamente correctos.

El caso es que más de una vez me he preguntado cómo puede la gran masa aborregada de este país vivir siendo todos iguales. Vale, yo no soy un prodigio de las tendencias actuales (cuidaaaado!!) pero me quitas los cd's de Hidrogenesse y me dejas cojo. Así que yo, que soy de los que investigan, me he ido esta tarde a comprar muebles con mi prima, su marido y su hijo de 6 años. Resulta que les han dado un ordenador del año de la pera (que espero por su bien que cambien en menos de 3 meses) y necesitaban una mesa para ponerlo.
Nada más subirte al coche ya sabes dónde has entrado: en la radio sólo suenan Los 40 o Máxima FM. Luego te asustas aún más al descubrir que tienen una ruta alternativa preparada para ir a Montigalà y no tragarse la caravana en la autopista. Sí, hemos ido a Montigalà: el centro comercial fracasado por excelencia.

La primera parada ha sido en el Decathlon, que tenían que comprar algunas cosas para el niño. Además de un saco para sus primeras convivencias (weeee!!) alguna cosa para el fútbol. Sí, el hijo de 6 años juega al fútbol en el equipo del barrio y el padre entrena a los chavales. Es tan Los Serrano... Como pasaba de tirarme tanto rato mirando botas de fútbol me he ido con mi prima a pasear entre la ropa. Ella ha estado a punto de comprarse unas chanclas con la bandera de brasil. Chanclas, camisetas, Carlinhos Brown... ¿qué le ha dado a la gente con Brasil? Seguro que la mitad no saben ni dónde está Brasil.

A esas alturas, después de jugar un poco con el crío (chutando pelotas!!!!!) he empezado a pensar que ser una persona normal tampoco está tan mal. Pero entonces, al salir y prepararnos para ir a comprar muebles han dicho el nombre prohibido: CONFORAMA.
¡QUERÍAN IR AL CONFORAMA A COMPRAR MUEBLES!

He pensado que mejor no decirles nada de lo horrorizado que estaba y podía entrar por primera (y última) vez a ese antro de destrucción y chabacanería. La tienda ha resultado ser todo lo horrorosa que esperaba: pocas cosas y todas feas y de mala calidad. Cuando hemos descubierto la (horrible!) zona de escritorios se me ha caído el alma al suelo: todo eran mesas de madera barata mal diseñadas, de esas que tienen cajones, agujeros y bandejas por todas partes. Altas, con huecos para los cd's, para la torre...
Cuando he visto que le echaban el ojo a una de ellas me he acercado y he sacado mi lado Equipo G y me he puesto a sacar faltas:
"La bandeja de la impresora no sirve para nada, y además es tremendamente molesta. Cuando quieras estirarte tendrás que echarte para atrás. Los cajones sólo sirven para meter mierda y lo de los cd's es una gilipollez: aquí te caben 20 o 30 y desaprovechas el espacio. Además estas mesas son muy pequeñas si queréis que el niño haga los deberes aquí."
Me han mirado, extasiados.
"Lo que deberíais hacer es comprar un escritorio normal y corriente, sin cajones. Ni hueco para la torre, cuanto más accesible sea todo mejor. Lo ideal es una mesa relativamente grande con una bandeja que levante el monitor y deje espacio por debajo. Pero aquí no hay ninguna."
Me han vuelto a mirar.
"Anda, vamos al Ikea."
Aquí han empezado las quejas de todo el que no ha descubierto aún las maravillas de Ikea: que si hay que dar mucha vuelta, que si es un follón, que si la primera (y última) vez que fui me perdí... A Ikea hay que cogerle el truco, coño.

Total que hemos entrado, he cogido un plano de esos del juego de la Oca y hemos empezado a dar vueltas. Era genial ver las caras de felicidad que se les quedaba al ver las estanterías, los porta cd's, las sillas, las mesas, los dormitorios... todo bien diseñado, de bonitos colores, calidad... ¿a quién le importa la calidad? xD
Total que han acabo encontrando un escritorio precioso que les va de maravilla con la decoración de la habitación. Mañana tenemos que volver a buscarlo y comprar las 4 cosillas que harán que sea un escritorio fabuloso. Al salir los dos decían: "Pues está muy bien este sitio... sí. Hay muy buenas ideas. Pero hay que venir con alguien que controle, sí."
Ay, mis niños...

Luego ha tocado cena en el McDonald's. Ha sido entonces cuando he tenido mi revelación, mi momento de catarsis de hoy: da igual que no conozcan Hidrogenesse, que vean el fútbol, que se compren cd's de Operación Triunfo, que no tengan ni idea de decoración y que compren los muebles en el Conforama. Son felices.
Qué bonito ¿eh?



Pues sí, muy bonito, muy precioso... ¡PERO SON UNOS CUTRES!

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