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Largo domingo de resaca (II)

Os voy a contar lo del sábado.

Tampoco os esperéis una revelación apocalíptica. Es que dicho así... "Voy a contar lo del sábado"... parece que me vaya a poner a hablar de la verdad sobre al vida y la muerte... y no.

Cuando me levanté a eso de las 5 de la tarde me llamó mi amiga Vane (la Guapísima) para decirme que por la noche iba a celebrar su cumpleaños y le hacía mucha ilusión que fuera. Todo el mundo me dice siempre lo mismo. Será que saben que yo soy propenso a decir que no y me hacen la pelota.
El caso es que no podía decirle que no, por que ya les dejé plantados un par de veces antes con excusas tan chorras como "justo cuando he cogido el teléfono he notado como una cepa muy violenta del virus de la gripe ha entrado por mis fosas nasales... no voy a poder ir", así que me conciencié de que esa noche iba a ir de cena. Sólo de cena, que quería estar pronto en casa para irme a dormir ben d'hora (eso podían ser las 3, como muy tarde) y levantarme el domingo como una persona decente para ir a la segunda jornada del rodaje del corto del viernes.

A las 21:00 estaba justo donde me habían dicho que había que estar y allí no había ni Dios. Habíamos quedado en la tienda en la que trabaja un amigo, y en la tienda no había nadie, así que por un momento empecé a sospechar que se habían quedado conmigo. No había cena. Sólo me habían querido tocar las pelotas. Pero no, eso sólo me lo harían mis "amigos" del instituto.
Pensé que tal vez les había pasado algo y como no tengo móvil no podían localizarme. Pero nada, aparecieron todos por la esquina tan felices. Habían ido al coche de no sé quién. ¿Se habrían montado una orgía? Nunca lo sabremos.

Dimos un pequeño paseo hasta el restaurante (Tasca i Vins, no volveré) y cuando llegaron los tropocientos invitados, nos sentamos a cenar. Aquello parecía una cena de empresa. De hecho estábamos rodeados por mesas con mucha gente y seguro que algunos estaban en una cena de empresa. Me di cuenta de dónde estaba: un restaurante cutre que organiza cenas de empresa. Y no hay nada más heterosexual que una cena de empresa. Puros, vino y butifarras de colores: HETERO. No me gustaba. Pero intenté pasármelo bien.
Mi amiga Bea nos explicó a los dos únicos gays que había en la mesa que en una de las otras mesas (perdonad que diga tanto la palabra "mesa" pero es que había muchas) se iban a sentar unos que iban a la cena de despedida de un amigo suyo que se iba de Erasmus. Y quería que nos fijáramos en un chico que iba a venir, llamado Francis, y del que se sospechaba que era gay. El caso es que todos le habían visto con novias y rollitos y él había dicho en más de una ocasión que es heterosexual, pero todos sospechaban que era gay. La gente se aburre.
Empezó la cena como todas las cenas empiezan y acabó como todas acaban. Sobre la comida... poco que contar. Estaba buena, pero había poca. Bueno, en realidad había mucha, pero tampoco había tanta. Que en un plato de embutido para 4 personas pongan UNA loncha de jamón york... es un poco rancio.

Llegó el grupo del que se iba de Erasmus. Y allí estaba él. Después de haber estado toda la noche repasando a todos los tíos que entraban buscando a Francis (y he de decir que no me habría importado que lo fueran) apareció. Chico menudito, pelito largo, sonrisa perpetua, arreglado, bien vestido... y una pluma más grande que la de Toro Sentado. No era gay, no. Era MARICÓN.
Pero nada, que el chico había tenido novias.
Mi amigo Jordi (el otro gay de nuestra mesa) y yo nos pasamos media cena haciendo el gilipollas (as usual). Riéndonos de las tetas de una, metiéndole mano a la otra (¡y la tía se dejaba! Mira que me gusta tocar las tetas de mis amigas), tirando papelitos, chupando butifarras...
En mitad de la noche se oye a unos en una mesa brindar por el Plan Ibarretxe. Resultó que eran unos fachas tipo Manu1001 que estaban de fiesta o yo qué sé qué. Era como una convención de los foros de HazteOír. Repelous.
Le pregunté a mi amiga Bea qué era el plan Ibarretxe. Ella, que tiene estudios (de derecho), me lo podría explicar.
La respuesta fue: "Es que es muy fuerte"

Señoras y señores: el plan Ibarretxe es muy fuerte. Y punto.

Bea se fue a saludar a la otra mesa. Le dijimos que trajera a Francis pero no lo hizo. Así que nos pusimos a hacer ouija con una tarrina de helado para invocarle y nos asustamos al ver que la tarrina se lanzaba desesperada contra la aceitera.
Durante toda la noche la aceitera había formado parte del imaginario visual de nuestra cena y de mis bromas. "¿Por qué tengo la aceitera aquí al lado? ¿Es una indirecta? ¿Se supone que tengo que ir rellenándola?" Ahora me acuerdo cuando vimos a Francis por primera vez y mi amiga Bea me pregunta: "¿Qué?". Yo sólo pude señalar la aceitera. Mucho aceite perdía Francis. Pero no era gay.
Francis me recordó a mi archi-enemigo Hugo. Un día os hablaré de Hugo. Sale por la tele. Es la persona más repelente y odiosa que he conocido jamás. Por eso sale por la tele, supongo.

Le dimos el regalo a la Vane (un reproductor de MP3 envuelto en toneladas de papel... aquello no era un regalo, era una putada), los demás le dieron sus regalos y nos preparamos para irnos.
Nos trajeron los chupitos (iba a escribir chipotes...), chupitos que pagó Vane por que al restaurante debió parecerle mal invitar a una mesa que se había gastado 350 euros en una cena. Al salir todos nos preguntábamos, unos a otros: ¿Tú sales de fiesta? A mí me lo preguntaron cinco o seis personas. Hubo uno que se llevó un chasco, un gay que perdía tanto o más aceite que Francis y que se presentó a media cena con una camiseta en la que llevaba una foto de las GEMELAS OLSEN. Sin duda fue lo mejor de la noche. No entiendo por qué no me puse a hacer reverencias ante esa camiseta, de verdad.
El pobre me preguntó: "¿Tú no sales?" con un tono que casi me supo mal decirle que no. Luego me enteré que él y Sara (una chica muy simpática que conocí en un concierto de Fangoria, con la que luego descubrimos el maravillos cartel-testimonio de Toñi Duarte "En el camino de la muerte, encontre la vida"... de ésto también os hablaré otro día)... Me he perdido.
Bueno, que el gay este cuyo nombre no recuerdo y Sara se habían pasado toda la cena diciendo: "Jo tía, son la bomba, me caen genial" y se les hacía el chocho pepsi cola escuchándonos desvariar sobre la aceitera y sus problemas morales.

¿Y cómo me enteré de esto?
Pues me lo contó la Mari. Que es la encargada de mi amigo Jordi. Es que es genial. Mi amigo Jordi trabaja en un Natura, y yo, no sé como, me acabé haciendo amigo de todos los que trabajaban con él. Era como si yo trabajara en el Natura, pero sin trabajar (y sin cobrar, por supuesto). Así que me conozco a todos y todos me conocen a mí. Y los que son de fuera creen que yo también trabajo ahí. De hecho cuando hacen cenas de empresa Natura siempre piden que vaya yo. Demencial. Por supuesto las cenas de empresa Natura tienen mucho más glamour que las cenas de empresa heteros del Tasca i Vins.

El caso es que después de cenar la Mari y su novio nos dijerona mi amigo Jordi y a mí si nos apetecía pasarnos por su piso a verlo (que se ve que era nuevo o algo) y a enseñarnos la nueva tele que se habían comprado por que se les había caído al suelo la vieja.
Así que aceptamos, pensando que sería una bonita manera de pasar un poco de rato (máximo hora y media) y no volver a casa tan pronto que la gente te diga "pues vaya mierda de cena".
Pero la Mari y el novio se quedaron fritos en el sofá y mi amigo Jordi y yo no sabíamos si despertarles o no, ni podíamos llamar a un taxi ni nada por que no teníamos ni puta idea de dónde estábamos.
De repente, a eso de las 5 y media, la Mari se despierta... nos mira... coge las llaves y dice: "¡Vámonos! ¡Que es muy tarde! ¡Qué mal me sabe!"
Y hala, para casa.

Llegué, terminé un blog que había dejado para publicar más tarde y miré el mail que P me había mandado para ver las horas del rodaje.
Primera citación a las 9. Muy pronto.
Segunda citación a las 12. Mmmm... pronto.
Me despertaré cuando lleguen mis padres, comeré, llamaré a P y me iré al rodaje por la tarde.

Me levanté (otra vez) a las 5 de la tarde y no pude llamar a P por que no tengo su número de móvil. Lo tengo en mi móvil, pero no tengo mi móvil. Es una historia muy larga. Recordadme que os hable un día de mis móviles.

Y hala, ya está.

Qué post más largo ¿no?

Y no veas qué escándalo he armado con el ruido de las teclas. Madre mía.

Adiositos.

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